Pasa por alto las voces de Líderes Hispanos OKLAHOMA CITY – El martes 30 de abril el Gobernador promulgó uno… Decisiones Erróneas de AMLO Afectan Relaciones con Ecuador Por Dr. Emilio Coral García Así como se ha generado un convenio… ¡OKC inicio las pruebas olímpicas!  Canoe/Kayak Slalom and Kayak Cross  ¡OKC  inicio las pruebas olímpicas! Más de… El Caucus Latino Legislativo de Oklahoma reacciona a la firma del proyecto de ley HB 4156 OKLAHOMA CITY – Los miembros del Caucus Latino Legislativo de Oklahoma dijeron… Se promulga el proyecto de ley sobre el derecho de preferencia de los propietarios de tierras OKLAHOMA CITY – La Declaración de Derechos de los Propietarios, o HB…

Ponle nombre y apellido a tus bendiciones

Ponle nombre y apellido a tus bendiciones

Por Maria Marin

¿De qué hablas a diario? ¿Te quejas constantemente de lo solitario que te sientes? ¿Lo mal que están las ventas en tu negocio? “Ojo”, si lo que sale de tu boca es pesimismo y negatividad, te aseguro que tus calamidades se van a multiplicar.
Si te identificas con estos pensamientos, pon atención porque puedes estar metiéndote en la boca del león. ¡No!, mejor dicho en la barriga de una ballena, igualito como le pasó a Jonás. Sí, ese mismito que cuenta la Biblia.
Desde que Jonás quedó atrapado en el estómago de la ballena, estuvo tres días seguidos renegando por su destino. Pero ninguna de sus quejas lo ayudó a salir. Hasta que Jonás se preguntó: “¿Qué resuelvo con esto?”, y desde aquel momento comenzó hacer lo contrario, agradecer a Dios, que aún en medio de sus dificultades por lo menos estaba vivo. Poco después que reconoció su error y asumió una actitud positiva, de repente, la gran ballena abrió la boca y lo expulsó de un empujón fuera de su estómago. Y el agradecido Jonás pudo continuar con la misión que tenia en la vida.
Si los problemas que te rodean te hacen sentir atrapado como si estuvieras dentro de una ballena, en vez de quejarte por tus “desgracias”, examina lo que te rodea y agradece por las cosas que tienes. En vez de hablar sobre lo que no funciona en tu vida, comunica lo que si está trabajando. Por más pequeñas e insignificantes que sean tus bendiciones, de esas sí deberías hablar.
Cuéntale a todo el mundo y si es posible, grita a los cuatro vientos: “Qué afortunado estoy de tener un empleo”, “Qué maravilla que mis hijos están saludables” y “ Qué suerte tengo de tener gente que me quiere”.
Transforma las palabras que salen de tu boca. No cuentes lo malo, sino lo bueno. Verás el giro que da tu vida y cómo esas bendiciones se multiplican.

Comentar con Facebook

Comentar

Los campos obligatorios estan marcados con *

0 Comentarios

Noticias Relacionadas

Compartir