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La depresión mata y envejece

La depresión mata y envejece

La depresión mata y envejece


Si te sientes triste, sin deseo de hacer nada, sin ganas de comer, y la alegría de vivir se ha perdido, ¡cuidado, porque puedes estar en un ciclo de depresión clínica!

 

La depresión es causa de bajas laborales, enfermedades como la fatiga crónica, la astenia, el hipotiroidismo, y también de los intentos de suicidios, que han aumentado exponencialmente. No es solo un problema de los países con alto nivel económico, sino también del resto. Por lo tanto, la depresión puede causar la muerte, directa o indirectamente.

 

Existen programas bien definidos para la búsqueda de diferentes enfermedades, como el cáncer de mama y de próstata, las patologías del colon, las enfermedades cardíacas y otras. Sin embargo, prácticamente no existe ninguno para detectar la depresión en sus fases tempranas.

 

Según mi experiencia, la depresión tiene varias fases. La primera es imperceptible, donde el individuo lucha contra factores sociales internos o externos, sin que aparezca la tristeza consumada. Comienzan a aparecer fisuras y se deterioran las necesidades fisiológicas. Es decir, deja de comer, disminuye el apetito, siente náuseas o hace asco a los alimentos. O, por el contrario, muestra un apetito voraz hacia los dulces.

 

En la segunda etapa, comienza a deteriorarse del sueño, se levanta cansado y sin deseo de hacer actividades. Pierde peso o gana grasa corporal. Puede continuar trabajando, pero rinde cada vez menos. Si esta fase no es atendida por un profesional, podemos pasar a la tercera, que es la del agotamiento y desgaste. El individuo ya no tiene fuerzas para continuar las labores, rompe la relación con el medio externo y deja de visitar a amigos y familiares, aislándose de todo el medio exterior. Corre el riesgo de buscar alivio en drogas o pastillas.

 

Normalmente, el médico le receta un conjunto de fármacos recaptadores de la serotonina, para activarlo psíquicamente y detener el estado de depresión. Se trata de reactivar la función cerebral, de manera química, y también con el uso de sedantes para provocar el sueño. Este proceder demuestra que las maneras actuales de tratar el síndrome son aún primitivas, y no han avanzado mucho.

 

Síntomas de depresión: cansancio no justificado, dolores musculares erráticos no localizados, pérdida de memoria, enlentecimiento verbal y psíquico, aumento de peso incluso comiendo poco, náuseas, digestiones lentas, colon irritable, estreñimiento, diarreas, tristeza permanente, llanto no justificado, envejecimiento precoz, falta de deseo sexual, temor a los grupos de personas…

 

Una depresión puede tratarse en sus estados iniciales. Primero, realizar ejercicios físicos y consultar a un especialista en medicina integral para valorar el estado nutricional. A veces, está relacionado con la falta de algún mineral o vitamina.

 

Hay que valorar además el estado hormonal, la tiroides, la hipófisis y, en específico, el nivel de testosterona. La suplementación es un factor importantísimo. Aminoácidos como los BCA y la arginina han demostrado ser activadores y regeneradores de serotonina, y mediadores que activan el sistema psíquico. Hay que limitar el uso de azúcar refinada, que consume minerales y nos deprime aún más.

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