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Una Historia que Contar

Mucho se ha dicho sobre cómo reaccionar ante un grave problema de salud, el debes es lo primero que se escucha, debes tomarlo con calma, debes buscar la luz al final del túnel, tener energía positiva, es decir “tener buena vibra”. Sin embargo estar realmente en el caso  de  un emigrante recién llegado y saberse con un diagnóstico de cáncer cerebral, de buenas a primeras y sin síntomas serios previos, realmente es algo desbastador aun  para el más valiente.

Mucho se ha dicho sobre cómo reaccionar ante un grave problema de salud, el debes es lo primero que se escucha, debes tomarlo con calma, debes buscar la luz al final del túnel, tener energía positiva, es decir “tener buena vibra”. Sin embargo estar realmente en el caso de un emigrante recién llegado y saberse con un diagnóstico de cáncer cerebral, de buenas a primeras y sin síntomas serios previos, realmente es algo desbastador aun para el más valiente.
Esta es la historia de Hugo Rangel, quien encaró directamente el problema, se rodeó a de las personas que quisieron ayudarle y miró adelante, se hizo miembro del Grupo de Apoyo de Cáncer de la Iniciativa Hispana de Integris y con una fe infinita en nuestro creador, tuvo la confianza que todo estaría bien.
Es cierto que unas personas tienen más resistencia que otras para lidiar con los problemas, cada uno en un momento dado, desarrolla fortalezas y conductas que le ayudaran a salir adelante, aunque el camino a recorrer sea triste y lleno de obscuridad. La motivación para hacerlo es fundamental. El cultivar amistades que puedan escucharte, consolarte y que te ayuden a crear pensamientos positivos, puede ser el primer paso. Luego el planificar una meta, en la que te enfoques, que te permitan reconstruirte, siendo claro, sin agrandar ni salirse de contexto, aceptando la realidad, con el objetivo en frente, ha sido el motor que le impulsó a conseguir sus logros.
Hugo venció paso a paso cada obstáculo, hasta estar en remisión completa, pero su objetivo todavía no estaba alcanzado, él se propuso estudiar ser mejor cada día y con mucho esfuerzo después de largas jornadas de trabajo, decidió acudir al seminario e instruirse, para salir adelante y hoy nos ha participado la feliz noticia de que su meta está cumplida y quiere compartir con todos esta lección de vida.
NO importa cuán grande sea el problema, o que tan obscuro sea el camino, siempre hay la luz de la esperanza, que debe guiarnos para conseguir nuestros propósitos. Fue difícil comenta, pero lo hicimos, gracias al apoyo incondicional de mi esposa Delfina, familiares y amigos cercanos con los que cerramos este capítulo de mi vida, con un diploma bajo el brazo de la Escuela de Teología de Oklahoma, Gateway Semminar.
Ante cualquier vicisitud, es necesario recordar que el pesimismo, el reprocharse, lamentarse solo nos limita, cualquiera que sea el resultado o el pronóstico de nuestras enfermedades, es la oportunidad para el cambio, el hecho de estar con vida es valorable y mientras mantengamos la vida también mantendremos la esperanza. ¡Felicidades Hugo y Delfina por su gran logro!

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